101 noites

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Nota de intención

La alegoría de Sherezade viene por la dimensión episódica de la película, pero también por su visceralidad dramática. Este proyecto me intriga como cineasta por no dejarse atrapar de manera simple o canónica, ni siquiera en la aparentemente sencilla tarea de clasificar por género, categoría o etapa de producción, lo que me invita a recorrer caminos sin mapas ni rutas obvias. En la crudeza del material producido, entre sus muchas y complejas capas, hay un espíritu explosivo que seduce sobre todo.

Sinopsis

Una mujer se propone, durante 101 noches, relacionarse erótica y sexualmente con parejas anónimas en un sitio web de citas sexuales. Como una Sherezade contemporánea, ella, una desconocida enmascarada, se convierte a la vez en narradora y figura central de la porosa intersección entre persona y personaje. «Hoy es mi primer día, ¿quieres enseñarme?». Janaína es dramaturga, hija, madre, actriz y estudiante de doctorado. Pero allí, autorizada por el anonimato de un disfraz, encarna una miríada de personajes, guiada por la premisa de decir sí a todo. O a casi todo. Es a través del pacto ficticio como se manifiesta lo real. El aparentemente cotidiano salón se convertirá, en las 101 noches siguientes, en escenario de lúdicas exploraciones del erotismo y la intimidad.

Concepto visual

Esta película parte de una experiencia auto-performativa. Cientos de horas de un laboratorio radical de traumas y fantasías, en el cual Janaína tensiona vida y performance como quien crea, ante todo, para transformarse a sí misma en el proceso. La sexualidad es el lugar donde se derrumban nuestras certezas. Un campo de poder creativo, que une al niño y al adulto en un punto de la imaginación en el que es posible transformar un trozo de madera o un zapato en un objeto de fetiche y juego.