Area de lavandería, 17, Rossi besa apasionadamente a Cassio, un amigo de su hermano Cauê. Baño. Rossi se masturba y es sorprendido por su madre Eunice. Salón de su departamento. Una familia se reúne en torno a la televisión. Hace mucho calor pero las ventanas están cerradas porque el departamento se encuentra a pocos metros de un enorme viaducto, el Minhocão, que cruza la ciudad de este a oeste. Eunice está de pie frente a la ventana cerrada, disfrutando de la sutil brisa que viene a través de un grieta. Cauã, 20, está sola en el sillón y de vez en cuando mueve el ventilador con el pie. Borges, 50, mira la televisión en su silla. Rossi, 17, entra en la habitación y se sienta en el suelo. Cuando hace eso deja caer el ventilador al suelo, quebrándolo. Cauã lo regaña y va hacia la ventana, abriéndola con fuerza, dejándo el ensordecedor ruido de Minhocão invadir la habitación. Borges mira a Rossi con enfado y pide a Eunice subir el sonido de la tele. Eunice no lo escucha y Borges, enojado, deja la habitación. Cauã va a una discoteca con sus amigos. Rossi va a la ventana. Eunice se sienta en el sillón y luego se pone de pie. Esta es la rutina de esta informal familia donde Eunice y Rossi no logran encontrar su lugar, ni siquiera estre ellos mismos. Para soportar este difícil día a día, se refugian en los sueños, cada uno por su cuenta. Sonho di Rossi es una crónica de un fin de semana donde Rossi encontrará, en la calle, personajes que, como él, están desencajados. La calle está configurada como el escenario de la iniciación sexual y afectiva de Rossi. En su viaje, Rossi experimenta la desafección y la afección, y más adelante, reaccionará a las burlas de su hermano y ayudará a su madre a aproximarse hacia la verdad.